sábado, 14 de noviembre de 2009

De Cuándo los ratones empiezan a ser ratones y otras cuestiones sobre el aborto


Por favor, amable lectora(or), sírvete echar un ojo a las siguientes líneas. Son la reconstrucción atropellada de un argumento que durante algún tiempo me ha rondado la cabeza; no intento poner un punto final a la discusión sino clarificar mis ideas, si tú quieres ayudarme te lo agradeceré. Los argumentos se gestan largamente, este es la primer amenaza de parto prematuro, pero si Usted (lectora(or)), quisiera ayudar a este filósofo amateur y aprendiz de médico a llevar a término su preciado engendro, entonces le estaré agradecido por salvar del aborto mi concepto.
Sin más introducción: lo que vas a leer es lo siguiente: en el acalorado debate sobre el aborto, una vertiente de discusión es si el producto de la fusión de espermatozoide y óvulo (el cigoto) es un ser humano. A esta pregunta muchos responden que no, la razón aducida muchas veces es que éste carece de las características definitorias del hombre, a saber, razón y/o conciencia. Yo defiendo que las funciones de los seres vivos no pueden ser tomadas como parámetro para determinar la existencia de un individuo, sino que suponen la existencia del individuo, de ese alguien que pueda ejercitar la función. Trataré de aclarar esto usando de modo muy simple la antigua teoría de las potencias y actos. Una vez provista esta conclusión me aventuro a decir el cigoto es un hombre, y traslado la discusión a si esto lo vuelve “digno”… traslado la discusión de “si es hombre” a “si es persona”.
Esta discusión, una de las primeras entradas de mi blog, poco popular y poco activo, fue inspirada por el post de Esponjita en torno al aborto. Si te sirves hacer un comentario, lo cual agradeceré infinitamente, recuerda que este blog no pretende ser sectario sino un espacio abierto a la discusión, no es un espacio para vítores ni vituperios sino un lugar de diálogo.

1. Cuándo los ratones comienzan a ser ratones.
Un ratón es un miembro de la especie mus musculus, un hombre es miembro de la especie homo sapiens. Cuándo decimos que hay en el mundo un nuevo miembro de la especie mus musculus, si aclaramos esto, quizá aclaremos la cuestión de cuándo podemos decir que hay un nuevo hombre en el mundo. Mi respuesta es que hay un nuevo ratón en el lapso que va de que un espermatozoide de ratón papá atraviesa la membrana de un óvulo la ratona mamá, viene la fusión de los pronúcleos y comienza la expresión, escrupulosamente ordenada, de los genes que es pertinente que se expresen en este momento (en cuanto empieza a leerse el programa… por usar una analogía de Matt Ridley referente al genoma y su expresión); los fascinantes detalles de qué es lo que sucede en este inter, las RNAsas que destruyen los transcritos del óvulo, la polarización de la primera célula, los gradientes de calcio, son detalles que quizá otro día discuta aquí mismo. Por tanto, yo digo que hay un ratoncito unicelular, resultado de la fusión de dos células, pero dar esta respuesta es en realidad una petición de principio, esta debería ser la conclusión, no la premisa.
Como no encuentro en este instante un modo rápido de concluir esto, entonces lanzo la carga de la prueba a quienes no lo acepten así, que ellos me digan cuándo el ratón empieza a ser ratón. Pero antes de desembarazarme de la responsabilidad, o para hacerlo como las políticas de la argumentación mandan, intentaré demoler, por reducción al absurdo, el argumento que dice que es la razón (“la infusión del alma racional” (quasi sic))o la aparición de las estructuras implicadas en el desarrollo de esta función la que marca el inicio de la vida de un homo sapiens.

i. La racionalidad y la conciencia son funciones cuya ejecución está a cargo de un órgano específico: el cerebro. Esto es un principio de sentido común en este tiempo. Esto evalúa un neurólogo en su paciente, porque a él le corresponde evaluar las funciones del sistema nervioso y dictaminar si opera bien o no.

ii. Decir que el ser humano comienza a existir cuando es consciente o cuando las estructuras anatómicas necesarias para esto están presentes, o decir que comienza a existir cuando es racional o cuando las estructuras necesarias están presentes, es equivalente a decir que un ratón comienza a existir cuando el ratón puede roer o cuando las estructuras necesarias para esto están presentes, o que un ratón existe cuando puede chillar “iii iii”, o cuando las estructuras involucradas en sus chillidos existen.

iii. En ambos casos se está definiendo la existencia del individuo de la especie con base en la existencia de una función arbitrariamente escogida. Porqué no decir que existe un ser humano o un ratón cuando existe el corazón del ratón o cuando existe el jugo pancreático o etc. Cualquier otra función.

iv. Me parece que no podemos decir que el embrión de ratón se convierte en un ratón cuando empieza a roer o cuando empieza a chillar o cuando tiene las estructuras para hacer cualquiera de estas cosas. Por tanto, porqué aceptar que el embrión de un humano empieza a ser un humano cuando empieza a pensar o a ser consciente o a chillar o a roer, o cuando tiene las estructuras necesarias para hacer estas cosas.

En una traducción deficiente a lenguaje filosófico; la razón es una potencia del hombre, una potencia que se actualiza en un momento determinado de su desarrollo y que puede perderse también en un momento determinado; es una potencia que consideramos particularmente valiosa, pero es la potencia de una sustancia: el hombre; la razón no es una sustancia sino un accidente. En cuanto la sustancia del ratón se actualiza –yo pienso que se actualiza en un momento muy cercano a la fecundación-, esta sustancia está cargada de potencias que le son propias y que no eran potencias del espermatozoide o del óvulo de la mamá ratona, o lo eran en un sentido secundario de potencia (en el sentido en el que un taco de carnitas puede ser un pensamiento, o el taco de carnitas puede ser una persona, como diría Esponjita); inmediatamente después de la fecundación, todas las potencias que le corresponden se actualizan una a una siempre que algo no se lo impida -una enfermedad, por ejemplo-; así la potencialidad de crecer se actualiza ipso facto, la de desarrollar un sistema inmune se actualiza rápidamente, otras potencialidades como la de roer o ser fértil se actualizarán más adelante en algún momento, unas se actualizarán todavía dentro del útero de su mamá ratona, otras tendrán que esperar a su adolescencia, o unos días después de nacido (p.e. ver).
Desde el punto de vista biológico: No definimos a un individuo de cierta especie por el ejercicio de alguna función que consideremos característica: un ratón es ratón hasta que empieza a roer? la cigarra comienza a ser cigarra cuando empieza a cantar?
En consonancia con esto está la definición que se atribuye a Boecio de “hombre”: sustancia individual de naturaleza racional. Entendiendo por naturaleza el movimiento (espontáneo(?)), tendencia o la disposición, no necesariamente la actualización de la potencia: el ojo tiene la disposición a ver y lo hará siempre que haya las condiciones que le permitan ejercitar su potencia, del modo que un hombre tiene disposición a la racionalidad y la conciencia siempre que tenga el cerebro para hacerlo y algo de lo que ser consciente y algo o alguien (ahhhhhhh) en quién pensar; el cigoto tiene disposición a la conciencia y a la racionalidad... ese es su movimiento natural, su tendencia, que se actualizará siempre que algo no lo prive de la posibilidad de hacerlo, como es el caso de una grave deformidad congénita que impida la formación de alguna parte del cerebro (aun ese pequeño es humano pues es por privación que no razona, no porque no le sea propio).

2. La dignidad y el individuo de la especie humana.
Tras la fusión del ADN paterno y materno y la activación de la maquinaria de trascripción, el cigoto actúa como una unidad organizada y así permanecerá hasta la segregación de sus partes, la muerte. No vale: “es un grupo de células, es un ser vivo, pero no es hombre” porque yo también soy un grupo de células... y soy un hombre. La organización es la que da la sustancia; el cigoto no es un grupo de células azarosamente dispuesto, sino un grupo de células con un programa descrito (potencialidades) que se realiza paso a paso, ordenadamente cumpliendo las etapas que le corresponde a cada tiempo: a ese grupo de células le corresponde formar un corazón y latir en determinada fecha, le corresponde tener cerebro en determinada, ser consciente en determinada, desarrollar gónadas en determinada desear hacer uso de ellas en determinada.
Salvo que alguien me indique en qué momento se empieza a ser hombre y me dé una buena razón para usar este criterio, asumo que la consumación de un nuevo genoma y la lectura ordenada, estereotipada, de éste, todo esto resultado de la fecundación, es el banderazo de salida para la vida de un sujeto, para un individuo de la especie. Desde este momento hay una unidad, una serie de partes ordenadas a un todo, que cesa el día de la muerte de este sujeto… con la desintegración total que implica la muerte, el separatismo extremo de la descomposición, de la organización perdida. Si alguien me dice que esta unidad no existe al principio porque las primeras células pueden todavía formar otro ser humano, permítame responder que yo no entiendo porque esto obstaría: una bacteria que se divide por gemación no pierde su unidad, pasó de ser una a ser dos, pero la bacteria primigenia era Una bacteria; o un adulto que fuera clonado, pues se convertiría en dos y eso… qué prueba o qué refuta? Pero esa es otra discusión.
Si se admite que el ser humano comienza a existir después de la fecundación y que permanece siendo uno hasta su muerte, la pregunta es si directamente después de la fecundación este ser humano adquiere el valor de persona. Con todas la implicaciones Kantianas que como sociedad admitimos… y que ojalá se sigan admitiendo por mucho, mucho tiempo.
Elizabeth Anscombe (oh Eli, la favorita de Witt) probablemente dijo, hace ya algún tiempo, que hay un problema esencial en Ética: Hemos vaciado los conceptos éticos de su contenido original. Por historia llenos de clasicismo greco-romano y musulman-cristianismo-judío. ahora han quedado vacíos, como nombres de cascarón y buscando un relleno consistente. El concepto de “dignidad” podría ser un buen ejemplo. Cuando era niño y me decían que todos hombres y mujeres eran Similitudo Dei –claro que no usaban estas palabras-, me pareció muy natural usar la palabra “digno” para resumir esta idea: los hombres y las mujeres son divinos, fastidiarlos es impío. El hecho es que decir que el hombre es imagen de Dios, no le dice mucho a mucha gente, por lo que hay que encontrar un modo en que todos entendamos qué es “ser digno”.
Creo que cuando hablamos de dignidad, decimos que hay algo que tiene un valor incomparable y que merece que nadie lo fastidie, merece ser “fin”. Decimos que las personas son dignas, pero, ¿Por qué?, algunos responden que es por la racionalidad, pero entonces yo digo ¿A quién estimamos? ¿A quien realiza la función o a la función misma? ¿No sería una contradicción en términos considerar digno al ser humano por ser racional? me explico: si la dignidad es una categoría absoluta (en términos kantianos) y no condicional, estimar digno al ser humano "SI es racional" es convertir la dignidad en un hipotético (visto que el ser humano lo es antes de ser racional).
A juicio mío, deberíamos considerar dignos a todos los individuos de la especie; porque sí, nomás porque sí. Es esto un argumento “especista”?, no lo sé… ni me importa. Debemos reconocerlo como un absoluto, podríamos reforzarlo con argumentos estéticos, pragmáticos, psicológicos, religiosos (de cualquier religión)… no importa.

3. El debate sobre el aborto.
Estas elucubraciones no resuelven la cuestión social del aborto. La discusión se ha tornado un tema sensacionalista y taquillero, una mina de oro para los políticos que no tienen mucha propuesta real y el foro para que cada sectario saque el cobre -de la secta que sea-. El aborto es la función algebraica que divide al país en dos conjuntos, cuya interjección es el conjunto vacío, y que son tan antagónicos como rudos y técnicos, insurgentes y gachupines, Bush y el talibán.
Por otro lado, muchos pro abortistas han dejado de defender este enclave (es o no un ser humano) para replegarse en otros, algunos de ellos que me parecen insufriblemente cínicos -creo que han oído el experimento del violinista de Juthid Thomson, donde a aun bajo el supuesto de que el cigoto fuera persona... -; la discusión la más de las veces se dirige al incuestionable derecho de la mujer sobre su cuerpo y se ha dado primacía a la autonomía sobe cualquier otro valor (bueno, y un embrión no tiene autonomía… ni siquiera tiene cerebro en las primeras semanas!) y se ha establecido una oposición entre producto de la concepción y madre (pensar en eso y mirar “la Piedad” hace corto circuito en el imaginario).
El hecho es que mientras los activistas de cualquier bando siguen dándose hasta con la cubeta y usando toda clase de argumentos, desde los más patéticos hasta los más pragmáticos, en México y en el resto del Mundo hay gente que padece realmente el problema, no como un ente de razón sino como una realidad que puede ser extremadamente desgarradora. qué podemos hacer para que esto no siga así? lo único que se me ocurre es educación sexual y afectiva... al menos nuestra propia educación sexual. El aborto no debería suceder nunca.

4. Mi desahogo.
Para mí que la cantidad de abortos seguirá en aumento mientras haya mujeres acorraladas tras una mala decisión o, peor aun, sin haber tenido la oportunidad de decidir. A la pregunta "cuál es tu posición en torno al aborto" mi tendencia siempre será a responder "no debería haber embarazos no deseados". La gente debería saber lo que hace con sus células germinales, y hacerlo libre, responsable y racionalmente (y pensando que aquello con quien se hace es una persona también).
El cigoto es un humano en su estado paucicelular, que cumple con las funciones que le son propias en ese momento de su desarrollo; quien no le atribuye a este humano el derecho inalienable a la vida (como parte del paquete "dignidad"), debe entonces definir quiénes son los humanos que sí merecen todos los sacrosantos derechos de los que tenemos siempre llena la boca. La cuestión fundamental, tal como yo la veo no es si el cigoto es Un humano, sino si es idéntico "humano" (miembro de la especie homo sapiens) y "persona" (aquello que no debes tratar sólo como medio, sino como fin). Yo creo que la dignidad no puede ser fundamentada pero que debe ser defendida, que no radica en ninguna función del ser humano más que en su vida, el ser humano es digno por ser un ser humano. Digno por que sí. Si quieren por consenso, si se quiere por los fines prácticos que se derivan de pactar algo así, por su valor estético (mi favorita), por un argumento "especista", por su filiación divina o por su paternidad divina (para los que gustan de Feuerbach).
No sé si este rollo tenga algo que ver con las legislaciones sobre el aborto. Honestamente creo que entre ética y derecho hay una brecha muy grande.